Después de la toma de Tixtla, el caudillo Galeana llevó 300 indios prisioneros frente a Morelos. Entonces éste le dio una orden al capitán Vicente Guerrero: La sorpresa y tal vez el temor debió notarse en la actitud e los indígenas de la Montaña. El cura Morelos le dijo a su capitán Vicente Guerrero que debía tranquilizarlos y sumarlos a las filas de los rebeldes: “Guerrero, usted que habla el mexicano, diga a estos naturales que están libres, y que si quieren seguir nuestras banderas, los recibiré”.
Esta cadena de actos proyectó a Morelos como el jefe insurgente dominante del Sur novohispano Al conceder ascensos y nombramientos, Morelos seguía una regla militar básica: Aceptar a “los soldados que son capaces de mantenerse impávidos al frente del enemigo y organizados conforme al reglamento”.