La junta de Zitácuaro, presionada por la constante persecución realista, no pudo organizar los perfiles de un gobierno nacional. Y la situación de guerra impedía la buena comunicación entre insurgentes, que muchas veces actuaban de manera desordenada. Morelos había sido nombrado vocal de la Junta, pero recibió el documento oficial hasta después de la toma de Oaxaca en 1813. Sin embargo, y a pesar de todas las circunstancias, los miembros de la Junta, dirigidos por Ignacio y Ramón Rayón, tenían muy claro que debían dar orden legal a la Nueva España insurgente.
Ignacio Rayón mandó Morelos, en 1812, el primer proyecto de Constitución para su examen, Morelos manifestó claramente su idea de independencia: el rey Fernando VII ya no sería la autoridad indiscutible de los americanos libres. Pero para que no fueran simples palabras, había que estructurar un cuerpo político. Se convocó al Congreso de Chilpancingo.
En una carta a Nicolás Bravo de 28 de junio de 1813, Morelos propuso las maneras de elegir a los representantes, semilla de la democracia: “[…] elegir una terna a fin de nombrar de ella a su vocal que represente a la intendencia […] en el Congreso Nacional, en el concepto de que dichos diputados serían elegidos por los comandantes, las repúblicas de los pueblos (las comunidades indígenas) y los principales vecinos, convocados por el juez de acuerdo con el párroco de cada pueblo”.