Día memorable, el 14 de septiembre de 1813 Morelos escribió a Rayón sobre su posición política y alta responsabilidad, proyectando la vocación de toda su vida y el propósito de su misión:
“Yo soy enemigo de fingir y estaré contento con cualquier destino en que sea útil la religión y al suelo de mis hermanos. No pretendo la presidencia; mis funciones cesarán establecida la Junta y me tendré muy honrado con el epíteto de humilde siervo de la nación (Marcos, 10:44) […] repito que en obvio de disturbios haré lo que Abraham, con su sobrino que es marchar al viento opuesto (Génesis, 13:8-9), sin que por esto se desenlace la unión del sistema. No me dejaré ultrajar de nadie, pero no seré injusto invasor de mis con ciudadanos”.
Al tomar presión de su puesto, el Generalísimo juró “defender a costa de su sangre la religión católica; la pureza de María Santísima; los derechos de la nación americana y desempeñar lo mejor que pudiese el empleo que la nación servido conferirle”.
Las autoridades recién nombradas y las ratificadas en sus puestos prestaron juramento de fidelidad y obediencia a la Junta Gubernativa. Fue entonces cuando Morelos lució su uniforme de Generalísimo que le había regalado Mariano Matamoros. En la misa solemne de la iglesia de Betlemitas, se pronunció un sermón dedicado a la Virgen de Guadalupe.