Según cálculos de algunos historiadores, hacia finales del siglo XVIII los novohispanos contribuían con el 70% per cápita más que los peninsulares a la Real Hacienda en la Nueva España.
Pero hacia 1810 el descontento criollo recorría el continente, pues el dominio de los peninsulares fue general para todos los virreinatos. El sabio novohispano José Miguel Guridi y Alcocer ofreció los siguientes números: “sólo cuatro de 170 virreyes habían nacido en América, y sólo 14 de 602 capitanes generales, presidentes y gobernadores. En 1812 sólo había 4 criollos entre los 28 intendentes en América. Se había nombrado a 278 criollos para obispos, frente a 702 europeos”.